Esta es una reflexión grupal acerca del cuidado que los seres humanos tenemos con el lugar que habitamos, el medio que nos rodea y el planeta al que pertenecemos.
El cuidado comienza en casa, pues en lo pequeño se ve lo grande que podemos ser; quien no cuida su casa y aquello que le pertenece, seguramente no cuidara aquellas cosas y/o lugares que no le corresponden. El aprendizaje del cuidado viene de casa, y da cuenta de que tan íntegros somos para respetar los lugares en los que vivimos, los sitios que frecuentamos o los espacios que muchas veces son nuestro segundo hogar. Si nos gusta vivir entre el suciedad, la basura y el desorden, de igual manera aceptaremos convivir con un ambiente lleno de humo, hostil, sucio o contaminando por nosotros mismos. Cuidar y valorar el medio en el que vivimos es una decisión personal y dicha decisión la llamamos autonomía. La autonomía es la capacidad de pensar para tomar una decisión determinada o enmarcarse en una posición. Si decido no cuidar mi medio, no lo hago, si pienso que me conviene y le sirve a quienes habitan y viven conmigo seguramente cuidare de él. Cada quien decide y vive como quiere vivir, es decir, quien no se concientiza sobre la problemática del aire impuro en el planeta, quien no sabe que el agua será a futuro una causal de guerra en el mundo, por ejemplo, continuara con un derroche de descuido medioambiental y olvido de conservación del planeta tierra. Pero quien, por el contario conoce los índices devastadores de contaminación, sabe la implicación de dejar un plástico abandonado en la calle y arrojar basuras sin compasión alguna con el medio, será autónomo desde otro punto de vista, y querrá cuidar su planeta. Cada quien es autónomo y camina hacia lado que desea, pero falta ver si la dirección es la correcta.